Hopper, el pintor cinematográfico

Hopper en el Museo Thyssen de Madrid representa la retrospectiva más amplia sobre el artista en Europa. Setenta y tres obras para conocer los inicios del pintor, donde se empieza a perfilar su estilo, y para admirar los trabajos de su etapa madura.

Como si de un diálogo entre artistas se tratara, pinturas, dibujos, grabados y acuarelas de Hopper se exponen junto a algunas piezas de otros pintores como Robert Henri, Félix Valloton, Walter Sickert, Albert Marquet o Edgar Degas. Todos ellos fueron figuras muy importantes en la vida del autor estadounidense.

La parte de la muestra centrada en la etapa madura del artista sigue el hilo cronológico, pero también algunos ejes temáticos, destacando los motivos y asuntos más recurrentes de su trabajo.

Probablemente Edward Hopper es uno de los autores que mejor ha sabido retratar a la soledad y el dramatismo del hombre moderno o, en otras palabras, las escenas de la vida cotidiana en Estados Unidos.

Ilustrador en revistas profesionales y en publicidad, estaba acostumbrando a dibujar escenas de ocio y de espectáculo, que apelaban al consumismo y a la diversión. Pero, en sus lienzos, los mismos escenarios le sirven a Hopper para resaltar la apatía, el drama y la soledad de sus personajes.

Vemos a personas solas o a parejas, cuyos integrantes están incomunicados entre sí. En Habitación en Nueva York hay dos figuras presentes, pero cada uno está aislado en su mundo. Mientras el hombre lee el periódico, la mujer, al otro lado de la mesa, mira distraída un piano.

Éste cuadro, junto con Habitación de hotel es otro claro ejemplo de cómo el artista tenía cierta predilección para plasmar el aislamiento y la melancolía.

Si tuviéramos que establecer una fecha y una obra en las que el estilo inconfundible de Hopper empieza a delinearse como tal, éstas serían el 1925 y Casa junto a la vía del tren. El crítico Lloyd Goodrich escribió sobre ella que “sin pretender ser otra cosa que un retrato simple y directo de una casa fea, consigue ser una de las más conmovedoras y desoladoras manifestaciones de realismo que hayamos visto jamás”.

La luz del sol cuando es de día, o la luz eléctrica cuando es de noche, es otro de los elementos claves para entender la poética de Hopper.

Entra por las ventanas e ilumina la escena definiendo cada detalle del lienzo. A ella se dedican más de la mitad de sus últimas veinte obras, como en Mañana en la ciudad, en la que una mujer se expone desnuda al sol matinal, en Conferencia por la noche, bañada por los neones del exterior, o en Sol de la mañana, donde la figura femenina parece buscar algo en la luz que recibe sentada en la cama.

Quizás por esta maestría de saber utilizar la luz para contar historias, se relaciona a menudo al pintor con el cine. De hecho el cineasta Ed Lachman ha convertido una sala de la exposición en un set de cine, para explicarnos la utilización de ciertos recursos cinematográficos en los trabajos de Hopper o la capacidad de sus imágenes de conectar con el espectador para establecer una narrativa visual muy cercana al cine. Para ello, ha reproducido la obra Sol de la mañana en tres dimensiones.

Un simposio internacional y un ciclo de cine

Hasta el 22 de junio el simposio internacional Edward Hopper, el cine y la vida moderna reunirá en Madrid a importantes expertos del mundo del cine y del arte. Conferencias y mesas redondas se alternarán con la proyección de documentales y largometrajes, que profundizarán en la interesante relación que la obra del artista estadounidense mantiene con el séptimo arte y con la vida moderna.

Los directores de cine Isabel Coixet, Carlos Rodríguez, los directores de fotografía Juan Ruiz Anchía y Ed Lachman, los especialistas en Historia del Cine Jean-Loup Bourget y Jean Foubert, el artista Brian O´Doherty, los historiadores del Arte Erika Lee Doss, Valeriano Bozal y los comisarios de esta muestra, Tomàs Llorens y Didier Ottinger, son algunos de los nombres propios de los encuentros que forman parte del programa del simposio.

Además, en el salón de actos del Museo podremos ver más de veinte películas todos los viernes y sábados, del 23 de junio al 1 de septiembre – la entrada es libre hasta completar aforo -.

Se trata de obras inspiradas en los trabajos de Hopper y en la influencia que éstos han ejercido sobre la cinematografía. Scarface (Howard Hawks, 1932), Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960),  Malas tierras (Terrence Malik, 1973), Terciopelo azul (David Lynch, 1986), Nubes pasajeras (Aki Kaurismäki, 1996), Camino a la perdición (Sam Mendes, 2002) o Mi vida sin mí (Isabel Coixet, 2002), son, entre otros, los títulos del ciclo de cine.

Pinturas, conferencias, películas. La poética de Hopper se muestra en el Thyssen en 360 grados.

Horario

De martes a sábados de 10.00 a 23.00 horas.
Lunes y domingos de 10.00 a 19.00 h. (excepto el lunes 20 de agosto que el Museo cierra). La taquilla cierra media hora antes del desalojo de las salas Tarifas:

Exposición temporal

‐ Entrada general: 10 €
‐ Entrada reducida: 6 € para mayores de 65 años, pensionistas, estudiantes previa acreditación y familias numerosas
‐ Entrada gratuita: Menores de 12 años y ciudadanos en situación legal de desempleo

Exposición temporal + Colección Permanente

‐ Entrada general: 15 €
‐ Entrada reducida: 8 €
‐ Entrada gratuita: menores de 12 años y ciudadanos en situación legal de desempleo

Venta anticipada de entradas en taquillas o en la web del Museo y en el 902 760 511

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