St Germain, wine bar con espíritu de bistró
Hoy viajamos al país galo, a través de algunos de sus platos más emblemáticos, y por supuesto, a través de sus vinos. El sello común: la elaboración de la mano de pequeños productores. Eso sí, viajamos a Francia sin salir de la capital madrileña, desde un entorno sofisticado y chic en tonos azules o sentados en la coqueta terracita de este local.





A St Germain se viene a ser felices, comentan sus propietarios. Así que, ¿empezamos?
Primero escogemos un vino. La experta sumiller nos va desgranando un poco la carta, en la que se encuentran referencias de Champagne, de Burdeos, de Borgoña, de Alsacia o de Jura… ¡Hay más de una veintena de vinos a diario por copas!
Quizás te decantes por un Apollonis de la bodega de Michel Loriot, pionera en hacer sonar música clásica en las viñas en los años 70 para que las uvas empleadas en la elaboración de sus champagnes fueran de la mayor calidad posible; o por un vino de Córcega, isla en la que se usan más 30 variedades de uva distintas, siendo el 70% de ellas autóctonas.
Ahora toca elegir el maridaje. No pueden faltar las ostras, del número dos; el foie gras casero, elaborado con hígados de patos españoles macerados con Marc de Champagne y con un punto especiado “muy del gusto francés”; y cómo no, los quesos, que reciben el punto de afinación justo para cada uno en el propio restaurante. En total, trabajan con 10 variedades -ocho de ellas de leche cruda-. Entre ellos, el Cantal, a base de leche de vaca en la zona volcánica del centro de Francia, el Délice du Poitou, hecho con leche de cabra y que se espolvorea con ceniza vegetal salada, o el Saint-Nectaire, de vaca de leche cruda envejecido durante siete meses sobre paja centena.
Y si se quiere degustar también algún sabor español, en su carta de comida, cuentan con alguna que otra joya local, como las anchoas de Santoña.
Con un precio medio de entre 35 y 40 euros, abre de martes a sábados de 13:00 a 17:00 horas y de 20:00 a 24:00 horas.




