La Malaje, una experiencia que no se te olvida…

La Malaje – mal ángel en andaluz – “es la mujer (o el hombre) que no se te olvida en la vida”, según nos comenta Manu Urbano, chef del restaurante de La Latina que lleva ese mismo nombre. Con estas premisas, claro está que este espacio, entre la Capilla del Obispo y los jardines del Príncipe de Anglona, quiere convertirse en ese lugar inolvidable al que siempre querrás volver.

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La decoración nos traslada directamente al Sur, a una localidad de playa o a la judería de Córdoba, con un recordatorio a la antigua La Malaje de Calle Relatores, ya que las paredes están adornadas con los mismos platos y las maderas que allí firmaban los clientes.

Tanto en el salón, con sillas de mimbre, manteles blancos y farolillos azules en las mesas como en la segunda planta, con la misma estética y unas enredaderas que adornan las paredes, podemos pedir a la carta; mientras que, en la tercera altura, de aire más sofisticado – con butacones del mismo azul que los mosaicos que enmarcan las ventanas, un cuadro taurino de Sabina y otros con la misma temática del pintor y escultor jerezano Balcris, que además están a la venta-, se sirven los menús degustación. Ofrecen dos opciones en las que el chef da rienda suelta a su talento: uno corto, con 3 aperitivos y 4 platos y uno largo, con el mismo número de aperitivos pero 7 platos.

La Malaje abre non stop. Puedes desayunar desde una tostada del Obrador San Francisco o del Grupo Viena –@panesconalma– con mantequilla –de cabra, vaca, oveja o ahumada por ellos– o aceite (arbequina y otra variedad más fuerte que irá cambiando), y mermelada casera o algún ibérico -paté, chicharrón, jamón, queso…- o aguacate hasta unos Huevos Benedictine, pasando por unos bizcochos caseros. Todo ello acompañado de zumos y batidos naturales.

Otro de sus puntos fuertes es la amplia selección de vinos y generosos andaluces que puedes maridar con las divertidas propuestas de Manu, donde el producto andaluz es protagonista, eso sí, de una forma inesperada y con muchas opciones fuera de carta a diario.

El día de nuestra visita tuvimos el placer de degustar algunos clásicos, que a pesar de los cambios constantes permanecen en la carta, como la ensalada de pastrami casero e higos, los berberechos con curry verde y las pochas con carabineros y berberechos, así como otros platos de temporada, como los salmonetes con toque de mojo, el carpaccio de atún con manteca colorá, los boletus con caldo de pintada asada y la natilla de castañas y trufa.

Para cumplir con la nueva normativa del Covid 19, este restaurante con terraza en plena Plaza de la Paja cierra a las 23 horas; te recomendamos reservar.

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