‘El encuentro’ o cómo se construyó lo que llamamos democracia
A los que no hemos estado muy alejados de la calle en los últimos años nos suena, y mucho, la expresión ‘la llaman democracia y no lo es’. Si bien El encuentro está ambientado en una noche histórica, la del 27 de febrero de 1977, en la que Adolfo Suárez y Santiago Carrillo inician el camino del consenso, las referencias a la situación actual de España son continuas.
Las encontramos en algunas frases explicitas, en los vídeos que podemos escuchar de fondo – de Belén Esteban a las protestas en la calle – y en las dos Españas enfrentadas. La que está en el Gobierno y la que sale a la calle; la que quiere olvidar y la que quiere recordar; la conservadora y católica, representada por Adolfo Suárez (José Manuel Seda) y la progresista y luchadora, personificada por Santiago Carrillo (Eduardo Velasco).
¿Hicieron bien esas dos Españas en ponerse de acuerdo para cimentar las bases de la democracia? ¿Hicieron bien en enterrar al franquismo sin darle una justa sepultura a los muertos del bando republicano? O ¿quizás hubiera sido necesaria una revolución?
El texto de Luis Felipe Blasco Vilches no tiene una posición clara al respecto, sólo quiere que nos lo cuestionemos.
Muchos son y han sido los elogios a la Transición Española, esos turbios años comprendidos entre la muerte de Franco y la actual constitución. Pero, algo tiene que haber fallado, si 37 años después se quiere mermar el derecho a manifestar y los políticos parecen haberse olvidado su principal cometido: estar al servicio del bien común.
El encuentro de Avanti Teatro – en la sala pequeña del Teatro Español hasta el 30 de marzo – no es una reproducción fiel de la conversación que mantuvieron los dos líderes políticos, es una construcción teatral cuyos cimientos, eso sí, están ligados a hechos históricos.
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