‘Lobby Market’, algo más que una cara bonita

(Este sitio ha cerrado. En su lugar hay otro local del Mercado de la Reina). Tres ambientes. Dos cartas. Un denominador común: cocina de calidad. Estamos hablando de Lobby Market, el restaurante de calle Gran Vía 10, que, fiel a su nombre, nos acoge con una atmósfera llena de vida y color. 

Detrás de este diseño multifuncional está la mano de Julio Touza, quien ha optado por las maderas pintadas, el ladrillo visto y las plantas naturales.

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Para disfrutar del desayuno, el aperitivo, el lunch, el after work o la noche madrileña. La primera sala, según entramos por Gran Vía, está presidida por una gran barra de mármol blanco y zinc, mesas altas y banquetas de mimbre para un picoteo rápido. La intermedia nos da la bienvenida con otra barra forjada de hierro donde se preparan cócteles en directo, un expositor de quesos y embutidos para crear tablas propias y un puñado de mesas de roble y piedra que nos invitan a quedarnos un buen rato… Al fondo nos encontramos con el restaurante, al que se accede también desde la calle de la Reina, 18. Orquídeas y vitrinas de libros hasta el techo, manteles de hilo y sillas estilo siglo XVI traídas de la Maison Du Monde de París, nos sugieren que aquí la comida va a ser una experiencia algo más formal.

A esta última área se llega a través de unas escaleras sobre la que descansa un mobiliario tipo lounge pensado para tomar una copa antes o después de la comida.

Pero, Lobby Market es algo más que una cara bonita. Su cocina, eminentemente mediterránea, está perfilada por las influencias y la experiencia profesional de su autor Alfredo Rodríguez Sangrador. Desde el Hotel Santo Mauro al Kabuki, pasando por Cambarro, el chef ha ido estableciendo un personalísimo estilo, creativo en las fórmulas y preciso en la técnica, que se deja ver en todos los platos del local.

Durante todos sus años de experiencia en los fogones, Sangrador se ha hecho además, con una exigente cartera de pequeños proveedores. Por ejemplo, la burratina es traída de un pequeño productor de Italia.

En la carta del restaurante conviven propuestas clásicas y recetas mediterráneas con algunos de los greatest hits internacionales. Producto de lujo pero a precios populares, con una factura media de no más de 30 euros.

En la carta de la zona gourmet, para tomar en barra o en las mesas en horario non stop, sobresale una veintena de pinchos fríos y calientes, como los langostinos tigre con kimuchi; pulgas de mercado, raciones y medias raciones, como el ceviche de lubina salvaje con mango o el roast beef con salsa périgueux; ensaladas y cremas frías, como gazpacho y salmorejo; y un apartado de hamburguesas y sándwiches fine food. Un picoteo con precios que oscilan desde un euro (lo que valen los pinchos) hasta 18 euros (lo que vale la ración de jamón).

‘Goiko Grill’, hamburguesas vasco venezolanas

Todo ello puede regarse con una cuidada bodega que recoge cerca de 90 referencias, una gran variedad de cervezas Brabante y una carta de coctelería clásica. Si sois de los que siempre tienen hueco para el postre, os aconsejamos probar el helado artesanal o las torrijas de pan brioche con helado de café.

Materias frescas con un punto de fusión a precios asequibles, servicio atento y un entorno inmejorable. Volveremos.

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