‘La Chispería’, otra buena razón para apuntarse al #ponzaning

mayo 6, 2016

La Chispería no es otro mercado gastronómico es más bien una plaza integrada en un mercado de toda la vida, el de Chamberí (Alonso Cano, 10), en que la gastronomía castiza convive con la de Cádiz, México o Perú, reflejando el actual espíritu cosmopolita del barrio, que muchos hemos vuelto a frecuentar gracias al fenómeno llamado ‘ponzaning’.

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Este espacio implementa su alma castiza en la imagen corporativa (rojo clavel) y sobre todo, en el nombre, un tributo a los ‘chisperos’, es decir, los chulapos y chulapas de los barrios de Maravillas y Chamberí, que solían estar repletos de forjas y herrerías.

Entre puestos de frutas, carne o verduras, se sitúan seis puestos que funcionan con un horario independiente (de martes a jueves de 12:30 a 00 horas; viernes y sábado de 12:30 a 02 horas; y domingo de 12:30 a 17 horas) al de este mercado, que lleva abierto desde 1943. Podemos degustar desde las propuestas gaditanas de Lambuzo o las recetas castizas de El Rincón de Lupe hasta los platos ‘chalupos’ de La Valona (fusión México-española) y los ‘buns’ y ‘sanguches’ peruanos de Chambí, elaborados al carbón con maquinaria importada de Perú (caja china y cilindro).

Chambí es la versión ‘street food’ de Tiradito & Pisco Bar (Conde Duque). Entre sus imprescindibles, destacamos el chicharrón criollo (elaborado en la caja china, al carbón, con panceta ahumada crocante con huancaína de rocoto) o el Taipá (pato pekín laqueado, elaborado en el cilindro, con ‘hoisin’ de tamarindo y rocoto).

En la carta de La Valona sobresalen las quesadillas de callos, el taco de carnitas, el guacamole casero con cortezas de cerdo o las alitas marinadas al vermut con cebolla encurtida.

Lambuzo (Callao y Ponzano) ha decidido ubicar aquí su tercer local. Y sí, también aquí podrás saborear sus celebres croquetas (de mejillones, de gambas al ajillo…) o su hamburguesita de atún rojo de almadraba y pan de tinta de calamar, entre otros.

Los amantes del mar tenemos que visitar sí o sí El Loco Antonelli, donde merece la pena probar las cocotxas de merluza con salsa de callos del ‘puerto de Madrid’, el pulpo al estilo canario con mojo picón casero o el ‘poke’ de atún, cebolleta encurtida, brotes, algas y toque picante al estilo de Hawaii. Este puesto debe su nombre al ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli, un visionario, que, en tiempos de Felipe II, quería transformar Madrid en un puerto, conectando el Manzanares con el Atlántico.

El rincón de los carnívoros es el de Food Labs, que prepara un entrecot al ajo negro trufado cocinado a baja temperatura para chuparse los dedos. Y los amantes del tapeo castizo tenemos una parada obligada en El Rincón de Lupe, que ofrece vermú de grifo, tortilla de patatas con huevos de corral (clásica, con cabrales…), ‘cazuelitas’ (de callos, lentejas estofadas o de judiones con gambas), etc.

Los cerveceros podemos ‘repostar’ en El Ocho y los cafeteros en La Torbellino, donde sirven Supra café y suculentas tartas.

Entre tapa y tapa no pierdas la oportunidad de conocer el espacio de arte y diseño la Ventana de Chamberí, el hermano menor de la Ventana de la Cebada. Se trata de una tienda dinámica por la que pasarán semana tras semana diferentes artistas y diseñadores que expondrán allí sus creaciones.

lamadridmorena

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